martes, 28 de diciembre de 2021

25 de diciembre: EL SOLSTICIO DE INVIERNO Y LOS MITOS DE LOS "CRISTOS"

             

            Desde épocas ancestrales, los primeros grupos humanos celebraban el solsticio de invierno como la noche del nacimiento de la luz. Fecha en la que las tinieblas eran derrotadas por la luz, que vencía sobre ellas. De este modo daban culto al Sol.Al decir del historiador de las religiones, E. Roízton Pike, “los persas y los egipcios, los fenicios y los sirios, los griegos y los romanos, los mexicanos y los peruanos, los hindúes y otros pueblos; celebraban en aquel día el parto de la reina de los cielos, la virgen celestial y el nacimiento de su hijo, del Dios Solar. Dionisos o Baco, Mitra o Apolo, Zoroastro u Horus, etc… todos ellos anteriores al Cristo cristiano, Y todos ellos llamados “El Salvador”, y nacidos de una virgen entre el 20 y el 25 de diciembre; esto es: la fecha del solsticio de invierno, también llamada “La puerta de los Dioses”. “El nacimiento de Adonis – continúa el estudioso – se celebraba ese día. Los autores cristianos afirman que las ceremonias paganas tenían lugar en cavernas, entre ellas la cueva de Belén en que nació Cristo.

Los antiguos egipcios fijaban la preñez de Isis, la virgen reina de los cielos, en el mes de marzo y el nacimiento de Horus a fines de diciembre. Los egipcios no sólo adoraban a una madre virgen, sino que representaban a los fieles la efigie de su recién nacido acostado en un pesebre. Osiris fue también hijo de una “virgen santa” y nació el 25 de diciembre. En ese mismo día, según algunas narraciones, nació Buda, que tampoco fue concebido sexualmente, aunque su madre fuera casada”.


    También germanos y escandinavos, tuvieron fiestas importantes en esta fecha. Por ejemplo, Frey -–hijo de los dioses vikingos Odín y Friga -, también nació el 25 de diciembre; fecha en que los druidas celebraban su fiesta anual del fuego y en que los romanos conmemoraban el nacimiento del sol – invicto – y el de Mitra, dios solar persa, cuyo culto se había extendido durante la decadencia del imperio. En fin, naciera cuando naciera Jesús, el llamado Cristo, lo cierto es que milenios antes de su nacimiento ya se celebraba el solsticio de invierno con un significado similar al que la cristiandad de hoy le otorga: El nacimiento de la luz y la victoria sobre las tinieblas.

Veamos en detalle las leyendas sobre algunos de estos “Cristos” de religiones antiguas:

ATTIS: El cristo frigio

Nacido de la Virgen NANA un 25 de diciembre. Poseía una doble Divinidad, Padre e Hijo Divino.

Fue un Salvador, crucificado en un árbol para la salvación de toda la Humanidad; Fue enterrado pero al tercer día varios sacerdotes encontraron su tumba vacía; Resucitó de entre los muertos (un 25 de Marzo)

Sostenían las siguientes creencias: Un bautismo por el que “se nacía de nuevo” , pecados limpiados por la sangre de Attis, tenían una sagrada comida anual en la que el pan representaba el cuerpo del dios y el vino su sangre.

Sus fieles comieron pan y comida sagrada, creyendo haber recibido el cuerpo del Salvador.

La Celebración de su muerte y resurrección es en primavera.

Denominado como “Buen Pastor», “El Supremo Dios», “El Hijo de Dios”, “El Salvador”.


BUDA: El cristo indio y chino.

Nacido de la Virgen MAYA un 25 de diciembre; anunciado por una estrella y fue visitado por hombres sabios con costosos regalos. A su nacimiento seres celestes le cantaban canciones.

A los 12 años enseñó en un Templo. Fue tentado por Mara, que era el espíritu del mal, en tiempos de ayuno.

Bautizado con agua, en nombre del Espíritu del dios presente.

Sanó a personas enfermas.

Alimentó a unas 500 personas a partir de una pequeña canasta de bizcochos.

Obligó a sus seguidores a la pobreza y a renunciar al mundo.

Se transformó en un Monte.

Tenido como: “Portador de luz», “Maestro», “La Luz del Mundo”.

DIONISIO: El cristo ateniense.

Nacido de una Virgen un 25 de diciembre en un Pesebre.

Llevó a cabo diferentes milagros.

Montado en un Burro realizo una Procesión Triunfal

Transformó agua en vino.

Dio de comer alimento sagrado a sus seguidores y recibieron así el cuerpo del dios.

Resucitó entre los muertos un 25 de marzo.

Es identificado con el símbolo del carnero y del cordero.

Denominado como “Rey de Reyes»; “El “El Unigénito de Dios»; “El Redentor»; “El Salvador»; “El portador de todos los pecados», “Ungido».


HERACLES: El cristo griego.

Nacido en el solsticio de invierno, hijo de una Virgen de quien se contuvo de sexo hasta que el niño naciera.

Sacrificado en el equinoccio de primavera.

Denominado “El Salvador», “Príncipe de la Paz», “Hijo de todos los justos”, “El Unigénito».

KRISHNA: El cristo hindú.

Nacido en tiempos en que su Padre era un sustituto, Nanda, se encontraba en la ciudad para pagarle sus impuestos al Rey. Su Natividad fue anunciada por una estrella.

Krishna fue hijo de la Virgen Devaki, nació en una cueva, que al momento de su nacimiento fue milagrosamente iluminada por una estrella. Las vacas se inclinaron para adorarle.

El Rey Kansa intentó buscar al Cristo Hindú, para matarle.

Krishna viajó mucho y hacía varios milagros; resucito muertos sanando leprosos, sordos y ciegos.

Krishna murió crucificado y atravesado por una flecha. Una vez fallecido descendió a los infiernos, pero definitivamente al tercer día ascendió a los cielos. Se espera un segundo advenimiento.

Krishna es la segunda personificación de la Trinidad Hindú.

MITRA: El cristo persa.

Originario de Persia, adorado en la India y posteriormente en Roma.

Cuando el mito de Cristo era nuevo y poco conocido, Mitras y el Mitraísmo eran ya ancestrales.

Adorado por siglos como el mensajero de la verdad, Mitra era venerado por los persas (Zoroastrismo), y por los hindús (véase la literatura Vedica) antes de que su fe fuera reconocida en Roma, en donde los misterios de Mitra florecieron en el siglo segundo d.C.

Tempranamente los cristianos acomodaron la religión cristiana a los ideales de Mitra, Constantino era fiel adorador de este dios.

Cada año, a mediados de invierno, el Hijo del dios nuevamente nacía, poniéndole fin a la oscuridad. Cada primer minuto de todos los 25 de diciembre en el Templo de Mitra los sacerdotes con atuendos blancos encendían velas e inciensos celebrando el nacimiento del Hijo del dios. Mitra nació un 25 de diciembre en una cueva, era hijo de una Madre Virgen. Mitra descendió del cielo como hombre, salvó a la Humanidad de sus pecados, siendo conocido como “El Salvador» “El hijo de Dios», “El Redentor», “El Cordero de Dios». (Aunque estas calificaciones excepto la de “hijo de dios” que era original de la religión mitráica pertenecen a la inclusión del cristianismo en el siglo III y IV)

Fue sepultado en una tumba, de la cual resucitó de entre los muertos. – Es un evento celebrado anualmente con mucho regocijo durante el comienzo de la primavera, coincidiendo con la pascua cristiana -.

Sus seguidores llevan a cabo banquetes sacramentales en memoria de éste acontecimiento. Las Sagradas comidas, pan y agua, o pan y vino, son simbólicamente el cuerpo y la sangre del sagrado Tauro, (dios.) Bautismo en la sangre del toro. (Taurobolum). Bautismo “lavado en la sangre del cordero» inclusión posterior del cristianismo para atraer a los fieles de Mitra a la religión cristiana la cual finalmente asumió los credos mitráicos. Bautismo de agua, inclusión posterior del cristianismo

Los Rituales Mitráicos ocasionaban la transformación y salvación de sus adherentes – una especie de elevación del alma hacia una realidad divina-

Los festivales Mitráicos eran dos, uno hacia el solsticio de invierno, (que simboliza su nacimiento), y otro hacia el solsticio de primavera que simboliza a su muerte y resurrección.

ZOROASTRO: El cristo de Babilonia.

Nacido de una Virgen.

Fue bautizado en un río.

En su juventud él asombró con su extraordinaria sabiduría a otros sabios.

Tentado en el desierto por el demonio.

Desalojó a los demonios.

Le devolvió la vista a un hombre.

Reveló todos los misterios del Cielo, del Infierno, de la Resurrección, del juicio, de la Salvación y de los sucesos futuros.

Sus fieles celebraban la Eucaristía por medio de una sagrada comida.

Se lo denominaba “La Palabra hecha Carne».


OSIRIS: El cristo egipcio.

Conocido en Roma como KERISTO, el ungido.

Nacido de la Virgen ISIS-MERI un 25 de diciembre en un pesebre.

Su nacimiento fue anunciado por una estrella y asistido por hombres sabios, (Reyes Magos); Su padre terrenal se llamaba “Seb».

Anup le hizo pasar por un rito similar al bautismo.

Osiris Viajó extensamente, enseñó a los hombres y pacificó los pueblos por medio de la música

Hizo milagros, exorcizo demonios.

Sus fieles celebraban su muerte y resurrección cada año en el equinoccio invernal (Pascua)

Denominado “El camino de la Verdad y de la Luz», “dios convertido Hombre», “El Hijo del dios», “El Verbo hecho carne».

Se esperaba que reinara durante mil años.

Se puede decir que la historia contada en los cuatro evangelios del cristianismo parece estar inspirada en estos y otros mitos similares anteriores al propio Jesús-Cristo.

 En fin, que cada cual saque sus conclusiones. Esto es historia. Historia, en este caso, de los mitos y de las religiones, de las diferentes culturas y pueblos, que he creído interesante traer aquí; pero que no pretende, en modo alguno, agredir la fe ni la buena voluntad de ninguno de los creyentes. Además, se crea o no, tampoco nos exime de la obligación que tenemos como personas, de seguir “puliéndonos” e iluminando todo lo tenebroso que habita en el interior de cada uno de nosotros, seamos teístas o no.

En nuestros días, puede que la celebración del mito religioso de la navidad y de su simbología, siga guardando para muchas personas un contenido espiritual rico. Para mí, más allá del valor que le otorgue, pues soy agnóstico, ese contenido ha quedado muy desvirtuado y adulterado por haberse teñido de los antivalores de hoy: el consumo desorbitado.

En nuestro país, si se dijera “Ya es Navidad en el Corte Inglés” quedaría mucho más preciso el valor que la mayoría le da. Y también sorprende el hecho de “tener que amarnos” únicamente un día al año…

martes, 16 de noviembre de 2021

CASADO Y SU “LAPSUS LINGUAE”

 

        Está triunfando en Internet un vídeo muy breve en el que aparece Casado hablando durante más tiempo del que le corresponde desde la tribuna del Congreso y entonces Batet, que no merece la presidencia que ostenta después de haber expulsado al “rastas” canario tras un calculado texto del Marchena también conocido como el juez que permite al PP controlar el Supremo por “la puerta de atrás”, le insta a que deje de hablar con el clásico “señor Casado, tiene usted que terminar su intervención”, lo que siempre desestabiliza un instante al advertido, por muy reincidente que sea.

Entonces Casado esprinta y comienza la mil veces repetida recta final en la que nos cuenta el paraíso que nos espera cuando el PP regrese al gobierno: “España no va bien con usted, pero España volverá a ir bien cuando lleguemos el Partido Popular a ro, a resolver la crisis y la quiebra que usted ha producido, como siempre”.

Mientras Casado no aclare en que palabra estaba pensando cuando quebró el verbo, cosa que podría pero que jamás hará, nosotros podemos pensar lo que nos parezca, con las mismas posibilidades de acertar que de fallar. Por tanto, analizaremos los detalles por si mejoramos el porcentaje.

       Para empezar, hay un debate sobre si Casado dijo “ro” o “rob” antes de darse cuenta de que la estaba cagando, pero teniendo en cuenta que es el mismo líder que en julio de 2018 dijo que la corrupción es una “seña de identidad” del PP, que mucho nos hizo reír el Gran Wyoming cuando pensó en voz alta que Casado quería quitarle el puesto de humorista en El Intermedio, lo normal es que con “ro” o con “rob” lo que quisiera decir es que, cuando gane las próximas elecciones, el PP volverá a robar, “como siempre”. Por tanto, dijo “rob”.

Llegados a este punto, y para no acusar de manera irresponsable, hemos acudido a un diccionario con más de 700.000 palabras en español y en el que aparecen 423 que, como “robot” o “roble”, comienzan por “rob”, pero muchas son derivadas del verbo robar y, del resto, no he encontrado ninguna que sea coherente con la frase que Casado pronunciaba en su discurso.

Nadie es siempre inocente y, por tanto, si analizamos nuestros propios lapsus sabemos que muchas veces nacen de obsesiones que, al atravesarnos sin preaviso cuando estamos pensando y hablando de otra cosa, consiguen que por nuestra boca salgan pedos incontenibles de culos al aire en lugar de ideas y argumentos.

Como Casado ha decidido, contra natura, que ni sabe ni contesta sobre los delitos cometidos por el PP de Rajoy y de siempre, la explicación de su lapsus nos hace pensar que, al no poder robar tanto como antes, le esté comenzando a preocupar, y mucho, que las finanzas del partido entren en fallida. Además, como “a perro flaco todo son pulgas”, no ha podido vender Génova 13 por ser un local de tan mal agüero que puede acabar con cualquiera que se meta dentro.

        Las peores obsesiones son las que se niegan porque duelen, y la de Casado es la convicción de que nunca volverán los tiempos en los que los adinerados que financiaban al españolismo de derechas solo tenían una “organización criminal” a la que pagar, el mismo PP que así queda retratado en algunas sentencias y que se disfrazó de partido político para convertir en negocio la política. Ahora, los de Vox, dirigidos por el “emprendedor” Abascal, está compitiendo con fuerza por ese dinero, tras el fiasco de Rivera y Arrimadas.

Por tanto, la conclusión es que, si Casado no se inventa una palabra coherente con su lapsus y su discurso, lo que estuvo a punto de confesar sin querer es que el PP quiere volver al gobierno de España para robar más.

Ahora procede enfocar el problema de los lapsus de políticos como Casado desde la política como contexto. Puestos a ello, recordamos las tendencias elitistas que reclaman negar el derecho de voto a las personas que no alcanzan cierto nivel cultural.

Me niego radicalmente a tal discriminación, pero, en cambio, sí soy partidario de que los partidos políticos tengan que someter a tres pruebas a todos los que aspiren a formar parte de sus órganos directivos:

Un test de inteligencia.

Un detector de mentiras.

Una revisión exhaustiva e independiente de todos los títulos académicos de los que presuman.

Tales pruebas me parecen imprescindibles, principalmente por dos motivos.

        El primero, porque de todos es sabido que los tontos que además mienten terminan arruinando la vida de aquellos a los que se acercan. Hablando del PP como estamos, Casado podría tenerlo peor que Ayuso, pues el madrileñismo de la peor especie que se gasta ella consigue que muchos no den importancia al verdadero peligro que apenas ocultan sus palabras y sus decisiones.

Y el segundo, porque el daño que pueden hacer millones de personas que no saben lo que votan es infinitamente menor que los perjuicios que un solo político con poder y sin principios puede ocasionar a toda la sociedad. Que levante la mano el primero que sea capaz de asegurar que sabe lo que vota, porque eso significa que se atrevería a ponerla en el fuego por lo que los políticos harán con su voto una vez que lo han conseguido.

Los políticos, tanto si cometen o no montones de lapsus como Casado o Rajoy, y no debe ser casualidad que ambos metepatas estén implicados en el partido más entrampado, son los únicos culpables de los graves peligros que toda la sociedad corre en el actual estado de cosas. Han construido esta política, con especial interés en el diseño de unas leyes electorales que después no hay quien se atreva a reformarlas para corregir sus deficiencias, con la malsana intención de tener las manos libres para hacer lo que les dé la gana en cada momento. Para conseguirlo colocan urnas que sirven para elegir personas, pero nunca, salvo excepciones como en Suiza, para decidir nosotros lo que ellos pueden hacer con nuestros dineros y nuestro futuro.

Arreglar las leyes electorales de todos los países del mundo es otro debate, pero, ahora que los de Glasgow, es decir, los líderes de esos mismos países del mundo, solo son capaces de firmar papeles mojados al borde del abismo, ¿qué tal un referéndum mundial para decidir cómo nos salvamos de las consecuencias del cambio climático?

Durante esa gran campaña “electoral” escucharíamos montones de pedos verbales que piadosamente llamamos lapsus, aunque Rajoy se lo pensaría antes de hablar de su primo, y también miles de horas de demagogias en tantos idiomas que podríamos montar concursos multiculturales, sobre todo de chistes.

Pero, tras la votación global y directa, los hoy incapaces de llegar a acuerdos para salvar el futuro de todos tendrían claro lo que podrían hacer y lo que no, entre otras cosas porque nadie se atreverá a incumplir las decisiones aprobadas por miles de millones de votantes.

En cualquier caso, ¿alguien se puede creer que el mundo conseguirá salvarse confiando todo al desahogo de odios y manías que hoy nos permiten las redes sociales?

Alguna suerte de democracia directa a nivel mundial deberá inventarse para que el planeta no estalle por la demostrada incapacidad de llegar a acuerdos, así como de conseguir que se cumplan, que acreditan los intermediarios.

viernes, 22 de octubre de 2021

BORBONEANDO A D. FRANCISCO DE GOYA

 


Nuestros señores los reyes católicos Felipe y Leti están goyanizados. Será porque en su mayestática incultura ignoran que el pintor detestaba a la dinastía, y prefirió como rey a José I Bonaparte, lo mismo que hicieron las mejoras cabezas pensantes del reino, los llamados afrancesados. Por ello la Leti inauguró el dia 8 de octubre una exposición de Francisco de Goya en la Fundación Beyeler de Basilea, en la patria querida de su suegro el rey decrépito Juan Carlos de Borbón y Borbón, y de su cuñada la infausta Cristina de Urdangarin; no cuentan los cronistas reales si su majestad aprovechó el viaje para visitar algún banco, ya que estaba allí.

Por su parte, su marido y muy señor nuestro Felipe de Borbón inauguró el día 13 en el Banco de España otra exposición, titulada 2328 reales de vellón. Goya y los orígenes de la colección Banco de España. Se aprovechan de que lleva 193 años muerto y no puede protestar para que le quiten los borbones de delante. Él se los quitó marchándose al exilio.


Tuvo mala suerte Goya, porque le tocó soportar el reinado del más bestial de los borbones, el criminal contra la humanidad Fernando VII, apodado Narizotas y Tigrekán por sus resignados vasallos. Todos han sido nefastos, pero ese perjuro es el peor, tanto que los historiadores le llaman El Rey Felón. Y Goya tuvo que tratar directamente con él, porque desde 1789 era pintor de cámara de Carlos IV, y diez años, después ascendió al cargo de primer pintor de cámara real.

En 1800 realizó su obra maestra, La familia de Carlos IV, actualmente en el Museo del Prado, un cuadro de gran realismo en el que se aprecia la degradación moral de la dinastía, retratada con todas sus lacras morales. Es una exhibición de monstruos incapacitados no ya para reinar, sino simplemente para vivir en libertad, porque sus caras delataban que no podían hacer nada bueno. Probablemente efecto de la endogamia familiar.

Al decir de la reina María Luisa de Borbón, ninguno de sus hijos lo era de Carlos IV, y así lo creía Fernando, que por ello echó del trono a su padre putativo y se proclamó rey Fernando VII. Ambos abdicaron sus derechos dinásticos en Napoleón, que se los cedió a su hermano José, y así se inauguró la dinastía Bonaparte con toda legalidad.

Los españoles educados acogieron de buen grado a José I, un hombre normal, educado, culto, formado en los lemas de la Revolución Francesa, sin ninguna de las taras hereditarias de los borbones, desde el iniciador de la dinastía, el demente Felipe V, por quien todos sus sucesores padecen algún grado de locura. José I Impulsó la primera Constitución, elaborada en Bayona en 1808 por cerca de un centenar de notables españoles, promulgó leyes sociales en favor del pueblo, y ordenó derribar algunos de los muchos conventos que llenaban Madrid, para abrir plazas y calles.


Con ello se ganó el odio de los eclesiásticos, que recelaban de su educación revolucionaria. Le apodaron El Intruso y le acusaron de ser francés, olvidando que el primer Borbón, Felipe V, nieto de Luis XVI el apodado Rey Sol, vino a reinar desde Versalles sin saber nada del idioma, la historia, la geografía y las costumbres de los españoles, y murió loco sin haberlo aprendido. También le llamaron Pepe Botella, aunque era abstemio, y Pepe Plazuelas, por abrirlas en los solares de los conventos frailunos.

Los mejores españoles del momento en política, literatura y artes, incluso altos grados del Ejército aceptaron a José I con agrado. Se les calificó despectivamente de afrancesados, por preferir la modernización de costumbres derivada de la Revolución Francesa, en vez del cerrilismo tradicional hispánico.

Era inevitable que Goya se encuadrase en ese círculo culto de preocupación social. Retrató al nuevo rey, que le mantuvo en el cargo de primer pintor de cámara y además le concedió la Real Orden de España, creada por él para honrar a quienes se distinguieran en el servicio a la patria, porque José Bonaparte fue un gran patriota español, preocupado por el bienestar de sus súbditos, lo que no se puede afirmar de ningún Borbón entregados solamente a incrementar su fortuna personal y a disfrutar de los placeres habitualmente realizados en la cama, aunque para Isabel II cualquier lugar era bueno, como se muestra en “Los borbones en pelota”, una crónica cachonda de su reinado interrumpido por la Gloriosa Revolución de 1868.


Ente 1808 y 1814, con las dos españas enfrentadas en un conflicto derivado en internacional, Goya realizó los 82 grabados denominados Los desastres de la guerra, obra de un pacifista espantado ante lo que veía. También entre 1808 y 1812 trabajó en un gran cuadro que ha merecido muchos comentarios. Titulado El coloso, muestra a un gigante entre una multitud de seres de talla mucho menor, que escapa asustada de su cercanía. Muy probablemente representa el poder absoluto real, que destroza sin piedad a los vasallos. De ser así, Goya actuó como un profeta, porque Fernando VII iba a tiranizar sus vasallos, ordenando la ejecución de cualquier civil o militar que le pareciera sospechoso de infidelidad. Temía Goya el absolutismo real con razón.

En 1809 pintó un óleo de grandes dimensiones, 2,60 por 1,95 metros, titulado Alegoría de la villa de Madrid, muy rococó, protagonista de una curiosa historia. A la izquierda colocó el oso y el madroño que son emblema de la villa y corte, y en el centro la figura de una matrona, idealización de la villa, con un perrito a sus pies como muestra de fidelidad. Con su mano izquierda señala un cuadro oval sostenido por dos ángeles, y sobre esa escena hay otros ángeles coronados de laurel y tocando la trompeta en señal de victoria. En el cuadro oval estuvo el problema.

Goya retrató allí a José I, lo que estaba justificado porque la Corte se hallaba en Madrid. No obstante, el 22 de julio de 1812 se libró la batalla de los Arapiles, perjudicial para el Ejército francés, lo que animó al Ayuntamiento a exigir a Goya que borrase el retrato del rey y pusiera en su lugar la palabra “Constitución”. Así lo hizo, pero en noviembre a causa de los juegos de la guerra volvió José I, y entonces el Ayuntamiento encargó a Felipe Abas, discípulo de Goya, que restituyera el retrato real.


Por poco tiempo, ya que tras la derrota del Ejército francés en Vitoria el 21 de junio de 1813 José I regresó a Francia. El Ayuntamiento madrileño, a tono con los nuevos tiempos, encargó a Dionisio Gómez, otro discípulo de Goya, que borrase al rey y pusiera de nuevo la palabra “Constitución”, que parecía apta para todos. Excepto para el Rey Felón, que lo primero que hizo al recuperar el trono fue anularla y declarar sin valor todos los acuerdos tomados en los que denominó “los mal llamados años” de su ausencia.

Otra vez eliminó Goya la palabra nefanda y retrató a Fernando VII, pero con todos sus rasgos criminales muy patentes, lo que motivó que el Ayuntamiento ordenara guardar el cuadro sin exponerlo. Así evitaba herir la susceptibilidad del artista si se le mandaba rehacer su obra, y también que el tirano la viera y ordenase ejecuciones en masa de concejales. Para terminar esta historia hay que recordar que en 1826, con Goya exiliado en Burdeos, el Ayuntamiento encargó a Vicente López que pintase otro retrato de Fernando VII más aceptable para el modelo, cambiado en 1843 por el “Libro de la Constitución”, y por fin en 1873 con la I República se inscribió “DOS DE MAYO”. Son las consecuencias de las tiranías.

Con el regreso a España en 1814 de Fernando VII se instauró el absolutismo, y se sucedieron las ejecuciones de afrancesados. Cuando Goya compareció ante el rey tuvo que escucharle decir: “Debiera ordenar fusilarte”, y Tigrekán no amenazaba en balde. Se mantuvo en el cargo de primer pintor de cámara, pero cada vez más relegado, lo que le animó a irse aislando de la Corte, una sensata medida terapéutica. Bajo una dictadura, como lo era la monarquía de Fernando VII, nadie puede sentirse seguro, porque depende del capricho del tirano.


Una representación de aquella España martirizada la legó el artista a la posteridad en las pinturas realizadas en los muros de una casa que compró a orillas del Manzanares en 1919. La llamó la Quinta del Sordo, debido a que una enfermedad de dudoso diagnóstico le produjo sordera total. Allí reprodujo escenas de la España borbónica más negra, obras como Duelo a garrotazos, escenificación de las dos españas enfrentadas en su odio visceral, o también alegorías como Saturno devorando a un hijo, alusión al poder absoluto representado por el rey, capaz de devorar a sus vasallos, y otras muy críticas con el reinado trágico de Narizotas.

Cada vez más temeroso por las acciones criminales del rey, que podían recaer contra él y cumplir la amenazas que le hizo al volverse a encontrar, en 1824 solicitó permiso al tirano para ir a tomar las aguas al balneario de Plombières les Bains, en la Lorena francesa, lejos de España, y decidió quedarse a vivir en Burdeos con una libertad perseguida en su patria. Y allí falleció el 16 de abril de 1828, en el exilio, como tantos otros buenos españoles en su triste tiempo y en los abominables siguientes.

Que dejen de borbonearle póstumamente, que él era un afrancesado, contrario a todo lo que representa la monarquía tradicional española.

jueves, 7 de octubre de 2021

REESCRIBIENDO LA HISTORIA: LA "HISPANIDAD" INVENTO DE AZNAR

           

El 7 de septiembre de 1999 José María Aznar viajó a Valladolid, al Palacio del marqués de Villena. Tenía una cita con la historia. Y esta vez no era una frase hecha. Había llegado al edificio donde el emperador Carlos V solía pernoctar para dar un discurso que fundaría la corriente de reivindicación conservadora de una historia “sin complejos”. Ante los invitados al palacio en el que se inauguraba la exposición “La época de Carlos V y Felipe II en la pintura de historia del siglo XIX”, pronunció un discurso con el que reconquistó la memoria de la invasión de América. “Es necesario esclarecer tópicos y leyendas que tantas veces nos ocultan las dimensiones reales de la historia que nos antecede”, dijo al arranque de su intervención.

Aznar advirtió que, gracias a él, la historia imperial española sería recuperada y reescrita. Quería reconstruir una historia libre de “interpretaciones tan estrechas como inútiles”. Continuó con su arenga: “Es preciso que la enseñanza de la historia sea clara, rigurosa y libre de prejuicios y deformaciones interesadas, para que pueda ser asumida por todos los españoles”. Faltaban pocos meses para que lograra la mayoría absoluta y gestionara su segunda legislatura sin molestias parlamentarias y el entonces presidente de España y líder del PP, en el cenit de su carrera, propuso intervenir el relato histórico para adoctrinar a los alumnos con una nueva historia que borrara las torturas y matanzas sanguinarias que se cometieron en el nuevo mundo.

Para entonces, el expresidente ya se había disfrazado de Cid Campeador en un reportaje publicado por El País Semanal, en 1987, con fotos de Luis Magín. Su propósito era devolver “la verdad” a las aulas y al relato que la izquierda había dejado mancillar por su mala conciencia. Aznar reclamó a los historiadores una historia “sin complejos”, que mostrara al mundo lo que verdaderamente fue aquella España: una implacable máquina cultural. La propaganda que el Gobierno conservador difundió por América y España, entre el año 2000 y 2004, es que hubo más arte que sangre en la conquista.

El Gobierno de Aznar puso mucho empeño en redactar y difundir la neohistoria. También, mucho dinero público en la creación del mito español como origen de la modernidad global. Según el relato del PP, España se convirtió en la civilización que iluminó las tierras que fue invadiendo. Si los franceses podían reivindicar la Ilustración, los conservadores españoles quisieron hacerlo con la hispanidad. El heredero de Aznar en el PP, Pablo Casado, recogió el guante de su mentor muchos años más tarde, al asegurar, pocos días después de la celebración de la Fiesta Nacional de 2018, durante una intervención en Málaga, que la hispanidad “es el hito más importante del hombre, solo comparable con la romanización”.

De ese dinero público, 15 millones llegaban a las cuentas de la Sociedad Estatal de Acción Cultural en el Exterior (SEACEX), un organismo de propaganda creado por Miguel Ángel Cortés –entonces secretario de Estado de Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores, padre del Clan de Valladolid que arropó a Aznar y muñidor de FAES– cuyo objetivo era un calco del franquista Consejo de la Hispanidad que pretendía defender “la continuidad y eficacia de la idea y las obras del genio español”.

La SEACEX no dependía ni de Cultura ni de Exteriores, sino del Ministerio de Hacienda, por lo que fue bendecido con un presupuesto muy superior al que Cultura destinaba a las políticas de ayudas a las artes en España. De las 20 exposiciones que se montaron entre 2000 y 2004, diez estuvieron dedicadas a la época imperial y al Siglo de Oro. La más ambiciosa e insignificante se instaló en el Museum of Modern Art (MoMA), en Nueva York, museo que, previo pago que nunca se hizo público (aunque se calcula que estuvo cerca del millón y medio de euros), hizo un hueco para esta colectiva de 19 jóvenes valores del arte contemporáneo español. El título era The Real Royal Trip, en alusión al cuarto viaje de Cristóbal Colón. El comisario de aquella muestra, Harald Szeemann, no pudo disfrazar la verdad y declaró: “Colón llevó la sífilis, el catolicismo, el esclavismo y un montón de cosas malas”.

Franco -apoyado en Ramiro de Maeztu- buscó en el relato imperial el símbolo perfecto para levantar el mito de la nación imbatible y para insistir en el paralelismo entre la épica de 1492 y el golpe de Estado de 1936, el PP de Aznar usó el imperio para reivindicarse como heredero de un legado cultural fraguado en la lengua y las artes para vetar la memoria de la violencia invasora.

Veinte años después, el ex secretario de Estado de Comunicación y ministro Portavoz del Gobierno con Aznar Miguel Ángel Rodríguez es jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso y ha reciclado la fórmula de la hispanidad para convertir a la presidenta de la Comunidad de Madrid en una suerte de Isabel la Católica moderna y crear un nuevo relato evangelizador: ella reconquistará la España del Gobierno socialcomunista que quiere romper la unidad del país. Es la versión femenina del discurso de Santiago Abascal. Ya con Rodríguez como jefe de campaña de Díaz Ayuso, la presidenta dijo en una entrevista con El Mundo que se identificaba con la monarca esposa de Fernando V de Aragón por “el proyecto de unidad de España y lo que representó… me gustan las mujeres que han roto el techo de cristal”.

El caldo de cultivo para la recuperación del falso enemigo que quiere acabar con la cultura española “sin complejos” fue el referéndum ilegal de autodeterminación el 1 de octubre de 2017, cuando las derechas intelectuales y políticas endurecieron el lenguaje y recuperaron la exaltación de la Hispanidad. María Elvira Roca Barea, ensayista y defensora del imperio español frente a la leyenda negra, publicó aquel día 12 una columna de opinión en El Mundo titulada “Hispanidad con futuro”, en la que declaró a Mario Vargas Llosa “príncipe de la Hispanidad” y reclamó “autoestima” y “aprecio por lo propio” en contra del “autoodio”.

Hispanidad es, según la autora de Imperofobia, el antídoto de “ese relato dañino de nosotros” que “nos destroza por dentro y nos obliga a reconstruirnos una y otra vez”. Para los adoradores de la hispanidad sólo hay un remedio: “Abrazarse al imperio que nos engendró”, como ha escrito Roca Barea en un intento de regreso al pasado abocado al fracaso. Aun así, José María Aznar lo intentó cada 12 de octubre desde 1997 cuando instauró la parada militar en la Plaza de Colón (convertida en síntesis emblemática del renacido españolismo).

La súper-España que defiende Ayuso ha añadido un componente a la fórmula de la hispanidad: el odio a los pueblos indígenas y a los movimientos que los defienden y a los gobiernos que los representan. La hispanidad de Ayuso reivindica la mezcla de los pueblos originarios con los invasores, tal y como defenderá el musical de Nacho Cano. Una historia de amor, no de violencia. La hispanidad es mestiza, pero no indígena. Los pueblos originarios no tienen lugar en esta nueva hispanidad de Ayuso, que ha censurado las palabras “racismo” y “restitución” en la exposición de la artista peruana Sandra Gamarra, en Alcalá 31.

El historiador del arte Jorge Luis Marzo ha investigado las políticas de la imagen hispana y cree que la hispanidad responde a un complejo de inferioridad de España cuando queda apeada de la modernidad, a finales del XIX. El término “hispanidad”, dice Marzo, es una provocación porque es una palabra completamente borrada del mapa de los estudios científicos poscoloniales. Es similar a cuando la ultraderecha usa “cruzada” para referirse al golpe de Estado de 1936 y posterior guerra. “Básicamente, la hispanidad se legitima asegurando que no abandona a los derrotados, aunque los rechacen”, indica. Lo define como “contramodelo culturalista”.

El festival “Hispanidad” que acaba de inaugurar Ayuso es un buen ejemplo de ello. En casi un centenar de actividades no hay ni rastro de las culturas indígenas. Es un modelo opuesto a las celebraciones culturales dispuestas bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, que con el festival Viva América mantuvo entre 2007 y 2011 una marcha folclórica de los migrantes latinoamericanos por el centro de Madrid.

El equipo de cultura de Isabel Díaz Ayuso, con Toni Cantó y Marta Rivera de la Cruz al frente, reivindican al español en su festival. La voluntad de ensalzar la importancia del de Cervantes, con 500 millones de hablantes, es una aspiración franquista, tal y como reconoce el historiador Javier Moreno Luzón. En su libro Centenariomanía (Marcial Pons) cuenta cómo para los círculos franquistas el autor del Quijote era un católico comprometido con la monarquía española, militar y héroe de la batalla de Lepanto. La hispanidad celebra la lengua compartida a la fuerza.

viernes, 24 de septiembre de 2021

TSJM SENTENCIA: FUERA MAESTROS, MUERA LA INTELIGENCIA

          

Tuvo que ser precisamente el día 24 de Agosto, no sabemos si de forma intencionada o mera casualidad efecto de la incapacidad intelectual del menudo alcalde que padecen parte de los madrileños (imagino que habrá unos cuantos contentos con él). El día 24 de Agosto se conmemora la entrada de la Novena en París integrada por antiguos combatientes antifascistas en la guerra civil. Las tanquetas que pisaban suelo parisino llevaban nombres que nos emocionan: Jarama, Madrid, Santander, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite, Guadalajara, Brunete.

Fue un español quien encabezaba la marcha, seguido de muchos otros, que desarrapados y hambrientos derrotaron al enemigo nazi y pisaran el suelo parisino abriendo la marcha al resto del ejército aliado. En París se celebra con honores a los bravos españoles que salieron de Argelés y de otros campos similares cuando se les pidió ayuda. Y aún sin pedirla, marcharon a combatir a la barbarie nazi fascista, convencidos de que con ello los aliados, en justa correspondencia, liberarían la patria española de la zarpa fascista. No fue así. Y precisamente 79 años después, en Madrid, se conmemora ese día levantando la placa de Justa Freire que daba nombre a una calle, para que retomara el nombre de Millán Astray.


            Justa Freire era una maestra, pedagoga y profesora de maestros, republicana presa en la cárcel de Ventas de Madrid. Fue represaliada como a tantas maestras/os republicanos, por enseñar. Por llevar la cultura hasta el último rincón de un país donde el analfabetismo era endémico. Condenada a seis años, dedicó su tiempo en Ventas a enseñar a las presas a leer y a escribir. Hacía cultura, cultivaba la inteligencia. Justo lo que su sustituto en el callejero, detestaba.

La sentencia del Tribunal Supremo que condenó a reponer el nombre indica que a José Millán Astray no se le puede aplicar la Ley de Memoria Democrática por su no participación en la guerra civil.

El primer impulso es la perplejidad ¿Millán Astray no participó en la guerra? nos preguntamos. El segundo es de rabia, porque esa ley tan contestada, tan vituperada vemos que sigue sin servir. A base de conciliar, de querer poner vela a dios y al diablo, resulta que no hay velas que valgan. Ya nos ha pasado muchas veces, la más terrible fue la trágala de la Ley de Amnistía donde se coló (se dejó colar) el anexo de la imposibilidad de juzgar los crímenes franquistas. De ahí que los torturadores, policía o los jueces de Orden Público, que con su vesania consintieron el terror, la tortura y las condenas a muerte, junto con la odiada Brigada Político Social…con asesinos despiadados como Bily el Niño o el Comisario Conesa, entre tantos, siguieran en sus puestos condecorados y viviendo a nuestra cuenta. Nadie pudo tocarlos ni un pelo. Tragaderas amplias que tenemos (tienen).

Y no se aprende. Este Psoe conciliador, amansado, paciente hasta la complicidad sigue en sus trece de no entrar a saco en las reformas necesarias para convertirnos en un estado normal. Nada más que normal.


Propongo a mis querida/os lectoras/es conocer la figura de José Millán Astray, para que juzguen ustedes si merece calle. Porque una calle más o menos da igual pero como ayer decía un buen amigo, este hecho sintetiza perfectamente el país que padecemos. Quitan la calle a la maestra y se la reponen al fascista.

José Millán Astray era hijo de un funcionario que llegó a dirigir varias prisiones en España. Controvertido padre que ya tuvo polémica en sus cargos, llegando a estar salpicado (algo más que salpicado) por el crimen de la calle Fuencarral. Buen conocedor del hampa madrileño, se le acusó de hacer conciliábulo con la criada de una señora rica que fue asesinada por ésta y condenada por ello. Se dijo y se publicó repetidamente, que había servido en casa de los Milán por lo que el director de la prisión la conocía bien proyectando el crimen para que los dineros de la víctima cayeron en bolsa de la familia Millán. Sea como fuere, no fue condenado ni molestado por ello. A la criada el garrote vil la esperaba sin remisión.

El cinco de Julio de 1879, nacía en A Coruña, donde estaba destinado el padre, José, el primero de sus hijos. Tuvo una hermana, Pilar Millán Astray, escritora y comediógrafa (creadora de La Tonta del Bote) que años más tarde sirvió como espía para los alemanes en el transcurso de la I Guerra Mundial. La dulce y bella viuda, tuvo tres hijos, se ve que escribiendo no le llegaba para mantenerlos por lo que se dedicó al lucrativo trabajo de espiar. Lo hizo con éxito puesto que tejió redes de espionaje en Barcelona, incluso llegó a intimar tanto con el embajador inglés, sir Arthur Henry Hardinge, que copió todos sus documentos pasándoselos al enemigo. Lo hizo desde la intimidad de la habitación del sir. Eso no fue óbice para que terminada la contienda, doña Pilar, floreciera como una pía, decente y religiosa señora burguesa de derechas.

Sigamos con el joven José. Desde niño mostró ambición militar aunque el padre quería que fuera abogado, no lo consiguió porque no eran los libros y los estudios lo que tiraba de Millán Astray. A los quince años ingresa en la Academia militar, 30 de Agosto de 1894 en donde realiza unos cursos acelerados y a los recién cumplidos diecisiete es recibido teniente de segunda. El ejército español necesitaba con urgencia manos para sus guerras coloniales de Filipinas y Cuba, se ve que cerebros no,  y la preparación se hizo rauda.


Marcha el joven a Filipinas, allí defiende junto con sus hombres la posición de San Rafael por lo que es condecorado con la cruz de Orden militar María Cristina. Derrotadas las fuerzas españolas y perdida la plaza regresa a España algo tocado, según nos cuenta Arturo Barea en La forja de un rebelde.

José Millán Astray pertenecía a una raza de militares compactos, iletrados, mandones y gritones que hacían de la fuerza bruta escuela y señal. Nada de estrategia, de psicología política o militar. A cargar y a matar. Disciplina y palo. Admiraba a los samuráis japoneses y suspiraba por conseguir para su ejército las esencias del bushido que mantenían las tropas niponas ciegas ante las consignas imperiales y les hacía embestir contra el enemigo hasta el último hombre.

El fiasco continuo del ejército español en las colonias, hace considerar que se necesita una fuerza de choque profesional. Se le encomienda crear un cuerpo de legionarios, al estilo de la Legión Extranjera francesa, para lo que Millán se traslada a Argelia a fin de observar cómo se organiza la milicia francesa y en 1920 crea el que se llamó en un principio Tercio de Extranjeros, pasando luego a denominarse Legión de Extranjeros y más tarde fue conocida, simplemente, como La Legión.

Un cuerpo formado por la escoria social que se arremolinaba bajo una bandera y luchaba por dinero sin ningún tipo de implicación moral ni política. Llegaron desde cualquier punto del globo a matar o morir, no importa a quién, tampoco por qué. Millán Astray que ya tiene grado de Teniente Coronel, se pone al mando de la recién creada institución militar. Barea refleja perfectamente, en una arenga que presenció en Marruecos, el tipo de persona que era Millán. Se transformaba, contrayendo el rostro, soltando espumarajos mientras sus ojos destilaban odio y fanatismo que contagiaba a las tropas que salían asalvajadas al asalto del moro. Matar o morir, era la consigna. Matar con saña, morir con honor…decía el jefe.


Dejo un texto de La forja de un rebelde como prueba de las tropelías de la fuerza legionaria : “Cuando atacaba, el Tercio no reconocía límites a su venganza. Cuando abandonaba un pueblo, no quedaba más que incendios y los cadáveres de hombres, mujeres y niños. Cuando se asesinaba a un legionario, se degollaban a todos los hombres de los pueblos vecinos, a no ser que se presentase el asesino”

La sed de sangre, el culto a la muerte decoraban las arengas del Teniente Coronel que hizo legendarios a sus hombres por el sadismo guerrero con el que acometían las batallas. A él le gustaba lucir palmito en el frente, con empacho de exhibicionista del aquelarre militar. Refiere Barea que llegaba a la batalla subido a su caballo que caracoleaba entre las líneas, bramando el grito de “¡Viva la muerte!” y “¡A mí la Legión! que él inventó. Cuando la cosa se ponía fea regresaba a retaguardia dejando que sus hombres que se batieran contra las balas enemigas.

Vuelvo a dejarles un texto de La Forja de un Rebelde, que explica bien el talante del tipo: “ Millán Astray es un bravucón. Le he visto yo mismo. Cuando comienza a gritar “¡A mí, mis leones!” seguro que nos vemos en un momento en un fregado serio. Atacamos a bayoneta en avalancha, mientras él caracolea su caballo y da media vuelta y va al Estado Mayor. Naturalmente ni el Estado Mayor ni los generales están nunca en cabeza de las tropas, cuando hay un ataque de verdad pues ni ven ni quieren ver el truco. Se ha ganado la fama de héroe y ya no hay quien se la quite…“

Tanto es así que sus cuatro heridas, fueron efecto de la exhibición más que de lucha. Los tiradores rifeños no malgastaban ni balas ni tiempo, buenos conocedores del terreno se apostaban escondidos esperando el tiro fijo al hombre que se mostraba. Así perdió un ojo y media cara, el brazo y la pierna, hasta componer un mosaico de casi hombre que mostraba su supuesto heroísmo y producía una mezcla de rechazo y fascinación a quien contemplaba semejante despojo. Si le añadimos una hedionda boca donde asomaban, maltrechos, unos dientes picudos y ennegrecidos, completamos la foto siniestra del personaje.

Entre medias, nuestro hombre se había casado con una joven piadosa. Tan piadosa era que le descubrió la noche de bodas que había hecho voto de castidad y no había nada que hacer en el tálamo nupcial. No sabemos si la pobre señora hizo el voto al momento, ante el escaso atractivo del tipo o venía de atrás. Sea como fuere, Millán Astray respetó el voto y galopó sus ardores, no sabemos si en burdeles o asumió la castidad como forma de vida, lo cual podría explicar su locura innata.

       


Gallego como el otro, Franco, ambos se conocieron e intimaron en Marruecos, pero no demasiado. Muy diferentes en el carácter, separándolos el grado ya que Franco era comandante, por lo que el escalafón mandaba. Tuvieron sus más y sus menos, hasta el punto de que a Millán no le apetecía nada que Franco fuera su sustituto al mando de la Legión. Le parecía poco que el cuerpo fuera mandado por un comandantito tan cauteloso, cosa que resolvió el estamento militar ascendiendo de forma rápida a Franco al grado de Teniente Coronel.

Al comienzo de la guerra, Millán está fuera de España. Era profundamente monárquico (no monárquico parlamentario, sino que propugnaba la monarquía autárquica que presidió Miguel Primo de Rivera) por lo que al proclamarse la República se autoexilió en Portugal porque no podía soportar eso de los votos y los republicanismos. En Julio de 1936 tornó raudo a España, en cuanto se enteró del golpe de estado. Como caballero mutilado no participó en batalla, puesto que por efecto de sus taras sufría vértigos constantes y no podía mover la cabeza (recuerden, solo un brazo, solo una pierna) pero fue nombrado Director de la Oficina de Radio, Prensa y Propaganda fundando Radio Nacional de España desde donde arengaba a la población como antes lo hiciera al Tercio. Para que me entiendan, se convirtió en el Goebbels español. Claro que su locura dictatorial hizo mella en los colaboradores, les hacía funcionar a golpe de silbato, dando órdenes como si estuviera en campaña y le echaron por incapaz.

Su implicación en la guerra fue tal que el 29 de Septiembre de 1936 cuando Franco entra en el Alcázar de Toledo, él era uno de los trece mandos militares con los que almorzó el Caudillo en el Hotel Castilla, para celebrar la hazaña. Se dice que al contar los trece comensales hizo sentar a un botones del hotel entre ellos ya que era muy supersticioso. El chico debió de quitar el hambre para varios días entre los generalotes, algunos de ellos eran: Varela, Moscardó y Martín Moreno… entre otros.

Conocido es el acto en la Universidad de Salamanca el 12 de Octubre de 1936, cuando se enfrenta al envejecido pero firme Unamuno con el grito de ¡muera la inteligencia! que resuena aún en los oídos de cualquiera como el latigazo semántico que cerró a un país.


Al acabar la contienda, ya en 1941, conoce a una joven en una timba de poker y la deja embarazada. Sigue con su casto matrimonio pero consciente de su obligación como padre, pide permiso a Franco para anular el matrimonio -al no haber coyunda era fácil- cosa que le niega el “amigo” por el escándalo que supondría al régimen tan estricto en cosas de moral viéndose obligado a marchar a Portugal de nuevo, ya que en el país luso podía reconocer a su hija, cosa que en España no era posible. Los hijos extramatrimoniales no podían ser reconocidos por sus padres, cosas de la moral franquista… Mantuvo el matrimonio con la casta esposa y la convivencia con la madre de su hija. Que por cierto era sobrina de Ortega y Gasset. Murió de un infarto en la cama, el uno de Enero de 1954, en Madrid.

Y esa joyita es la que nos dicen los jueces que no participó en la guerra civil por tanto han repuesto su nombre de la calle como ejemplo para las generaciones futuras. Tal que si al doctor Goebbels se le nombrara hijo adoptivo de Berlín porque no disparó un tiro en la II Guerra Mundial. Son cosas que pasan en nuestro país y que nos avergüenzan aunque no nos extrañen, en el fondo, qué más da que tengan calles. Tienen el poder. Nunca lo perdieron. Y eso es lo que termina por demostrar la batalla de la nomenclatura ciudadana.