jueves, 31 de marzo de 2016

CRIAR SERES LIBRES


Tengo la inmensa alegría de tener un nieto lo cual, en sí mismo,  no es un hecho extraordinario. Pero lo que sí es, desgraciadamente, extraordinario –aunque espero y deseo que en el futuro sea lo ordinario- es que siendo un varón su madre lo esté criando no como un macho, sino como un ser humano.

Esto que parece una perogrullada es, sin embargo, de una importancia capital ya que como bien sabemos, son las madres las principales transmisoras de los principios y valores dominantes en nuestra cultura, propiciados y mantenidos por el sistema patriarcal en que vivimos.

Precisamente el machismo es uno de los “valores” dominantes en las generaciones de hombres y mujeres de nuestro país –y seguramente del mundo entero- hasta le fecha. Y ya es hora de que los valores cambien.

Ella no está criando una persona que no sienta. Que ataje sus emociones con pretextos de virilidad banal. Que se aísle de sus sentimientos y los contenga o reprima. Que no se permita emocionar con cualquier cosa mágica de este mundo por causa de una demanda ilógica de racionalidad. Solo por el hecho de ser hombre. “Porque los machos no lloran”.

No está criando una persona que límite su capacidad creativa. Que su imaginación tenga de tope el estereotipo cultural varonil. Que no pueda explorar el área que más le interese por miedo al qué dirán. Que tenga armas de juguete. Que sea valiente y vaya la guerra. Que no pueda jugar con muñecas. Que no se vista de rosa. Que sea una obligación jugar a la pelota, o ser atlético. “Porque si no es un macho es maricón”.

No está criando una persona que se sienta superior. No necesita probar su fuerza ante nadie. Y mucho menos ejercerla contra alguien. No está criando a alguien competitivo que construya su seguridad venciendo al otro. Que utilice la violencia física o verbal para imponer su ego o voluntad. “Porque los machos se hacen respetar”.

No está criando a una persona que no se enamora. Que vive su sexualidad como un acto de triunfo. Conquistando mujeres como si se tratase de abordarlas cual territorio exótico y virgen en plena era colonial. Que se vincule con mujeres cual propiedad privada. Que sean percibidas como un objeto, o el fin para su satisfacción individual. Que pague por sexo. Que acose verbal y físicamente. No está criando a un ser que sea parte ni cómplice de la cultura de la violación. “Porque los machos son dominantes”.

No está criando a una persona que no se involucre con los quehaceres del hogar. Que crea que las mujeres están para servirlo. Que no sepa ser autónomo en su alimentación y cuidados hogareños. Que no se involucre en la crianza -en el caso que quiera ser padre- y su paternidad quede reducida a espacios de recreación. No precisa ser el soporte ultimativo del hogar si así no lo desea. “Porque los machos proveen”.

No está criando una persona que no se solidariza con los demás. Que no desarrolle la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Que su empatía se limite a una cofradía de hombres semejantes a su ser. Que esconda sus debilidades. Que se aísle de la capacidad de sentir con el otro: ya sea una niña, un viejito, gay, alguien en situación de pobreza, enfermos, animalitos, etc, etc. “Porque el macho es fuerte”.

No está criando un macho. Sino a una persona libre. Que sepa amar y cuidar responsablemente de sus semejantes y del medioambiente. Que no tenga vergüenza de sentir miedo o compasión. Que se emocione hasta las lágrimas, y que se deje llevar por sus sentimientos. Que se vista de colores y se alegre de las cosas simples. Que pueda sentir tristeza y comparta lo que le pasa. Que sea lo suficientemente fuerte para reconocer sus debilidades. En definitiva, está criando a un ser que la respete por ser mujer y no solamente por ser su madre. Porque madre hay una sola, pero las potenciales víctimas del machismo –incluyéndole  a él mismo- somos todos y todas.

Gracias Sara, porque no solo estás criando una persona auténticamente libre, sino que estás participando en la creación de un mundo nuevo: el de las personas libres.