«Solamente los tontos que siguen
con la tarifa regulada del Gobierno pagan más luz»
Ignacio Galán, presidente de
Iberdrola
Por fin
sabemos que somos personas tontas, pues seguro que el millonario, insultador y
vendedor de luz no se refiere solo a los hombres. Y no lo sabemos porque lo
haya dicho él, sino porque Pedro Sánchez no ha salido a dejarle muy claro que
las personas españolas son igual de listas, o más, que cualquier insultador.
Entre
paréntesis, procede reclamar que el derecho a la luz, natural o artificial, se
incluya en la Constitución. Aunque después no se cumpla, pero que figure.
A Pedro
Sánchez le convenía salir él, personalmente, a defender la inteligencia y el
buen nombre de millones de personas porque las urnas que vienen recibirán
muchos votos, pero no para que un millonario se ría de los votantes.
Pero también
porque el insultador, 13,2 millones de euros en 2021, gana 150 veces más que
Pedro Sánchez, y eso nos recuerda al señorito humillando a Alfredo Landa en
“Los santos inocentes”. Un abuso que, con otras maneras como la del “tontos” de
moda, sigue siendo el pan de cada día. Algo que, por lo demás, también ofrece
muchas más clases y calidades que en 1984. El pan.
Y ni siquiera ha acusado Sánchez, al insultador, de plagiar a los políticos cuando ha pedido disculpas “a quien se pueda sentir ofendido”.
Indefensos
frente a insultadores como el de la luz, no es extraño que millones piensen que
las urnas no sirven para cambiar a los que de verdad gobiernan.
Y tampoco
sorprende que muchos coincidan con el siempre incisivo Matías Vallés cuando
afirma que “las vicepresidentas Calviño y
Díaz han respondido tibiamente, tal vez porque en el futuro aspiran a un sueldo
millonario en el sector energético, como tantos políticos jubilados”. Por
tanto, es normal pensar también que, a Pedro Sánchez, aún más cobarde que ellas
frente al insultador poderoso, lo que le preocupa es que se le cierren las
puertas giratorias y eso le termine obligando a mirar las facturas futuras de
su luz particular.
Pero el hecho
de que millones que votan y pagan impuestos se dejen llamar tontos, y que su
gobierno no los defienda, es algo que viene de arriba y desde lejos en el
tiempo.
Por ejemplo,
mucho se estará riendo de los tontos españoles el de Abu Dabi, pero no por lo
del insultador de la luz, sino recordando aquellos momentos en los que, en
algún rincón de la Zarzuela, ponía a funcionar su máquina de contar billetes,
ese sonido inolvidable.
No se ríe el
de Abu Dabi, se descojona de nosotros, aunque a veces se le arrugue la risa al
recordar cómo se reía cuando le entregó los 65 millones a esa Corinna que ahora
le ha colocado ante el peor juicio de su vida. No ante un tribunal de su
España, que aquí somos tontos.
Pero se reirá
el último, porque España terminará pagando esas minutas si antes no decide
convertirse en República.
Mucho se rió también de los tontos españoles Felipe VI cuando, hace poco más de dos años, emitió aquel comunicado renunciando a lo que nadie puede renunciar legalmente antes de una determinada muerte, en su caso la del mismo que está esperando el juicio.
Tal parece que
se le quedó vieja esa risa de marzo de 2020 a este rey que aún vive en España y
necesitaba una nueva, así que no se le ocurrió otra, hace dos semanas, que
contarnos que su patrimonio asciende a 2,5 millones de euros.
Permita,
majestad, que regrese a Vallés para descojonarme de usted mientras leo, en
“Felipe VI el ahorrador”, como le da consuelo al compararle con el más
millonario de todos, Elon Musk, porque ni él ni usted declaran tener
“propiedades inmobiliarias”. Lo de menos son sus 2,5 millones frente a los
300.000, también en millones, del sudafricano.
¿Cómo ha
conseguido usted, rey, que diga hoy estas cosas de usted el mismo Vallés que en
diciembre de 2015 escribió “El discurso del rey indignado”? En aquella columna
llegó a decir que “El monarca ha llegado más lejos que José Castro en su
determinación” o que “España deberá decidir si está preparada para un rey
radical”.
Entre
paréntesis, otra vez, Matías, nunca me dejaste tan perplejo. ¿O acaso fue tan
fina tu ironía que no conseguí descifrarla? Tú sabrás, pero dime, ¿te reconoces
hoy en aquel otro tú, aunque solo ante el nuevo rey de ayer?
Usted y su
padre se ríen de nosotros cada día gracias al blindaje que les proporciona una
inviolabilidad indecente, pero que está escrita en una ley tan vieja como sus
risas.
Y hablando de inviolabilidades, otra casualidad. Ayer mismo salió Carmen Calvo, hasta julio de 2021 ministra de Sánchez, intentando apuntarse un tanto, que algo queda. Lo que viene ahora no es opinión, sino información.
El titular de
“El País” es claro: “El Gobierno descartó eliminar la inviolabilidad del Rey
tras discutirlo con el PP y la Casa Real”, y Calvo aprovechando para
adjudicarse la iniciativa, que dice que propuso en 2021.
Entonces,
Tezanos del CIS, ¿en qué quedamos?
Resulta que
cada vez que te preguntan el motivo por el que llevas tantos años sin incluir
la valoración de la monarquía en las encuestas, contestas que se trata de un
asunto que “no preocupa a los españoles”.
Además de lo
muy dura que tienes la cara cada vez que respondes eso desde lo del elefante de
Botsuana, ahora resulta que la inviolabilidad ha estado en la mesa de un
Gobierno que se ha acojonado porque el rey, parte interesada y a quien no
habría ni que preguntarle, y el PP de Casado estaban en contra.
O sea, que el
Gobierno pierde el tiempo con asuntos de los que los españoles pasan, aunque
cada día estén en portadas y pantallas.
Se me cae la
cara de vergüenza, señoras y señores del PSOE y de UP, al tener que deciros
que, para resolver esas dos resistencias, ni siquiera hacía falta imitar al
Suárez de 1976 cuando convocó el referéndum de la Reforma Política para que
cambiaran de opinión o se fueran los que se resistían.
Incluso antes
de recibir esos dos “noes” tan previsibles, y si no después, tendríais que
haber ordenado al CIS una encuesta específica y masiva sobre la inviolabilidad
con la siguiente pregunta:
¿Está usted a
favor de que el rey sea igual que todos los españoles si comete delitos?
Conocidos los
resultados de la encuesta, que a nadie le caben la menor duda, estoy convencido
de que Felipe VI y Pablo Casado hubieran sido los primeros en mentir como
bellacos para proclamar que, por supuesto, para ellos el rey de España siempre
ha sido alguien de carne y hueso.
Lo vuestro,
señoras y señores del PSOE y de Unidas Podemos, solo tiene un nombre: son
excusas de cobardes.
Pues sabed que
ningún millonario como el de la luz, salvo empapado en alcohol, volverá a
insultar nunca a millones de personas a partir del momento en que vosotros os
atreváis a dar la palabra a esas mismas personas, aunque sea con una encuesta,
que ya es ponerlo fácil, para colocar al rey como lo que es, uno más, y a la
cárcel si le pillan metiendo la mano en la caja.
Lo vuestro son
excusas de cobardes, pero peor, en beneficio propio. Y mucho peor, porque os
estáis equivocando contra un futuro que no es solo vuestro.
Protegiendo al
rey, además de debilitar la democracia y a toda la sociedad, estáis
construyendo una autopista para que las derechas españolas, siempre
peligrosísimas, vuelvan a gobernar.
Como no soy
multimillonario, además de cobardes, hoy también os llamaré tontos.