El
año pasado, 2019, tuvo lugar un aniversario que todos pasamos por alto. Uno de
los gordos, de números redondos: CINCUENTA AÑOS desde que Franco nombró a Juan
Carlos de Borbón como sucesor en la jefatura de Estado, el 22 de junio de 1969.
Al día siguiente, Juan Carlos juró «fidelidad a los principios del Movimiento
Nacional y a las Leyes Fundamentales del Reino».
En
aquel momento, Juan Carlos hizo estas declaraciones en una entrevista para la
televisión francesa:
«El general Franco es
verdaderamente una figura decisiva históricamente y políticamente para España.
Él es uno de los que nos sacó y resolvió nuestra crisis de 1936. Después de
esto, actuó políticamente para sacarnos de la Segunda Guerra Mundial. Y por esto,
durante los últimos treinta años, él ha sentado las bases para el desarrollo de
hoy día […]. Para mí es un ejemplo viviente, día a día, por su desempeño
patriótico al servicio de España y, por esto, yo tengo por él un gran afecto y
admiración».
(Entrevista
concedida en 1969 en los jardines del Palacio de La Zarzuela para la televisión
francesa)
Juan
Carlos no fue proclamado rey de España hasta el 22 de noviembre de 1975 (dos
días después de la muerte de Franco y tres años antes de la constitución). El
acto de coronación tuvo lugar unos días después, el 27 de noviembre de 1975.
Que
se nos haya olvidado a todos su nombramiento como sucesor de Franco en 1969 no
es casual. La monarquía y todos los poderes que la protegen y a quienes protege
en perfecta y lucrativa simbiosis, llevan años transmitiendo un discurso que
liga su origen a la Constitución, como si se hubiera decidido la restauración
borbónica en ese momento, omitiendo premeditadamente cualquier mención a su
origen franquista.
El
nombramiento por Franco en 1969 y la coronación del rey en 1975 no solo se
obvia en el relato en general, sino también en los manuales de Historia de
bachillerato, con el claro fin de que las nuevas generaciones desconozcan el
origen franquista de la monarquía en España.
En
un esfuerzo por reconstruir nuestra historia y rescatarla del silenciamiento,
habría que felicitar al rey por ese aniversario, aunque sea con unos meses de
retraso. Quizás alguien esté pensando al leer esto que no hay que felicitar al
rey, Felipe VI, sino a su padre. Cierto. Solo que la frase está bien dicha,
felicito al rey Juan Carlos I, porque Juan Carlos sigue siendo oficialmente rey
de España, no vaya a ser que pierda la impunidad y se le pueda juzgar por
alguno de sus varios desmanes.
Somos
el único país del mundo con dos reyes. Incluso la sacrosanta constitución, que
tanto se cita cuando conviene, se refiere —como es obvio— al rey de España, en
singular. Tener dos reyes es anticonstitucional.
Ya
es hora de que se retire la condición de rey a Juan Carlos, es lo mínimo que
las instituciones deberían hacer en coherencia con el propio sistema que
defienden.
Y
ya es hora también de que la historia de España se cuente a las jóvenes
generaciones y al público en general tal y como fue. La restauración borbónica
en España fue impuesta por Franco, mucho antes de la constitución, y los
manuales de bachillerato deberían reflejarlo.
22
de junio de 1969. Ahí queda este aniversario silenciado, esta fecha en la que
una decisión de Franco determinó —y sigue determinando hoy en día— la forma de
nuestro Estado y quién está a su cabeza.