Tras
cuatro décadas sacando la tricolor cada 14 de abril y cantando lo de “España,
mañana, será republicana”, no parece que mañana España vaya a ser una
república. Y menos una república tricolor, heredera del intento de hace 84
años. Tras desperdiciar el año pasado la mejor bala (o incluso la única bala)
de que ha dispuesto el movimiento republicano en cuarenta años, hoy Felipe VI
es un rey consolidado, que ha superado el momento más crítico de la monarquía.
Y
sin embargo, hoy estamos más cerca de la república de lo que hemos estado
nunca. El número de republicanos va en aumento, y las fuerzas republicanas
pueden conseguir más poder institucional del que han disfrutado nunca. No, no
me miréis así, no deliro. Como diría Lakoff, no pienses en una república, y ya
verás como sí.
Obviamente
si en las encuestas preguntamos por la república, el resultado es deprimente.
No es una prioridad para la mayoría de ciudadanos. Pero si preguntamos por
valores republicanos, la cosa cambia. Eso sí, sin llamarlos republicanos, el
dichoso marco de referencia. ¡Ya te he dicho que no pienses en un elefante!.
Cada
vez hay más ciudadanos partidarios de una democracia con derechos y libertades
plenos, sin mordazas ni recortes, con una división de poderes digna de tal
nombre, y controles democráticos. Cada vez más preocupados por la desigualdad
social y la redistribución de la riqueza, y partidarios de un Estado que no
abandone a los vulnerables.
Cada vez es más hegemónica la exigencia de justicia
y el rechazo a la corrupción. No deja de crecer el número de quienes exigen una
educación de calidad, pública, y de quienes rechazan los privilegios de la
iglesia católica. ¿Hace falta que siga enumerando valores republicanos que hoy
defiende la mayoría?
En
cuanto a las fuerzas políticas, los republicanos están más cerca que nunca de
gobernar unos cuantos ayuntamientos y quizás alguna comunidad autónoma. La
mayoría evita llamarse republicanos, pero nadie diría que las distintas
confluencias municipales son monárquicas, ni por supuesto lo ha sido nunca
Izquierda Unida. En cuanto a Podemos, claro que son republicanos, aunque eviten
a conciencia pronunciar la palabra que activa en nuestros cerebros ese marco
condenado al fracaso
.
Tenemos
más ciudadanos y fuerzas republicanas, pero no solo por eso la república está
más cerca: lo está también porque el deterioro del sistema conduce
irremediablemente a su reforma, que será más o menos intensa dependiendo de la
correlación de fuerzas. Pero incluso en el peor de los casos, habrá reforma
constitucional más temprano que tarde, y el resultado será más republicano que
el actual.
Ah,
y ¿qué pasa con el rey? ¿Es que vamos a aceptar ese oxímoron de quienes
defienden una “monarquía republicana”? A mí el rey no me preocupa mucho. O al
menos no tanto como los valores republicanos. Sin que ello suponga renunciar a
democratizar la jefatura del Estado (ni dejar de acudir a las manifestaciones,
que son además una forma de reparación y memoria a nuestros republicanos).
Llámenme
ingenuo, pero pienso que si consiguiéramos avanzar hacia la república sin
nombrarla y sin empezar por la corona, le haríamos una maniobra envolvente al
rey que acabaría volviendo insostenible la jefatura de Estado hereditaria.
Si
pretendemos conseguir la república empezando la casa por el tejado, comiéndonos
al rey sin antes tumbar el resto de piezas, podemos seguir otros cuarenta años
manifestándonos cada abril. Igual hay que dejar la pieza más difícil (la que
activa el marco a evitar) para el final, y construir la república sin esperar a
que caiga el monarca. Es más: quizás lo estamos haciendo ya y ni nos hemos
enterado.