El
centro derecha español, con sus buques insignia, el PP y el PSOE, ya ha
empezado a lanzar mensajes fobera (para meter miedo) que corren como reguero de
pólvora por nuestra geografía: ¡Españoles, uníos! ¡La patria y la democracia
están en peligro! ¡Cuidado, que vienen los comunistas a imponer una dictadura
estalinista!
La
falta de conocimientos y la intoxicación propagandística son comunes en la
campaña de agitación sobre el "fantasma del comunismo" que la derecha
ha lanzado tras confirmarse la coalición entre Podemos e Izquierda Unida para
las próximas elecciones generales.
"Contra
la revolución y sus cómplices". Ése era uno de los lemas que los partidos
de derechas llevaban en las elecciones de febrero de 1936 que dieron la
victoria al Frente Popular hace ahora 80 años.
Una
campaña agresiva de una derecha que no logró unirse en aquellas elecciones y
que comenzó a extender por medios de comunicación y círculos sociales un miedo
al comunismo, cuando éste no representaba en España más que a unas pocas miles
de personas.
Después,
durante la dictadura franquista, se encargaron muy bien de extender ese miedo y
odio a todo lo que consideraban comunismo, donde entraban todas las ideologías
que habían combatido el golpe de Estado desde julio de 1936 (socialismo,
comunismo, anarquismo, republicanismo, etc.). Campañas difamatorias que ya se
habían extendido en España desde diversos sectores, como la Iglesia, desde
prácticamente finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Y
aunque algunos hablan de que todo aquello fue el pasado, que ahora no hay que
abrir viejas heridas, que la memoria histórica sólo viene a dividir a los
españoles en luchas que son de "nuestros abuelos", lo cierto es que
la mayoría de los partidos de la derecha y social liberales han sacado a pasear
el "fantasma del comunismo" una vez que se confirmó la coalición
entre Podemos e Izquierda Unida para las próximas elecciones.
Que
nadie entienda mal estas líneas. Solamente quiero mostrar aquí la falta de
conocimientos y la intoxicación con propaganda barata que se hace desde determinados
sectores.
No
es nuevo este asunto del comunismo en los últimos tiempos. En los debates
electorales de las pasadas elecciones del 20 de diciembre, Pedro Sánchez acusó
a Pablo Iglesias de defender el modelo de la URSS al intentar introducir el
derecho de autodeterminación, considerando que la única constitución del mundo
que lo tuvo en su articulado fue la soviética. "Tu modelo, Pablo. Tu
modelo", decía entre risas socarronas Sánchez.
No
sé si el modelo de Pablo Iglesias será la URSS. Pero lo que sí sé es el poco
conocimiento que Sánchez tiene de la historia de su propio partido. Un partido
que nace en 1879 conformado por un grupo de marxistas. Un partido que afirmo y
defendió el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Un partido que
defendió la socialización de los medios de producción y consumo, que desarrolló
el cooperativismo y que creía en la libertad individual y colectiva.
Y
hablo en pasado porque el PSOE de Pablo Iglesias Posse poco tiene que ver con
el PSOE actual, desde que Felipe y sus discípulos lo vaciaron de contenido
ideológico tras la muerte de Franco y está más cercano a las posiciones
liberales que otra cosa.
También
arremetieron contra el pacto Podemos-IU desde el PSOE Antonio Hernando y César
Luena, ambos haciendo alusiones al comunismo. Ni siquiera creo que esto
provenga de una línea anticomunista del PSOE histórico. Esos dirigentes tenían
suficientes conocimientos y causas para sostener su posición. Lo de ahora es
otra cosa aunque quieran poner otra pantalla.
Leyendo
el programa de Podemos me cuesta creer que es un partido soviético. Lo mismo lo
ocultan y no nos damos cuenta nadie. Pero, de momento, me resulta difícil ver
en ese programa algo más allá que una socialdemocracia. Sin embargo, lo que sí
queda claro es que el PSOE de socialdemócrata ya tiene poco. Si es capaz de
pactar 211 puntos con Ciudadanos es que tienen más en común de lo que pensamos
y su arco ideológico ya se sitúa en otro eje. Por eso quizá parafrasean ahora
mucho a Adolfo Suarez.
Ese
arrebato anticomunista no se ha visto sólo en el PSOE. Mariano Rajoy hablaba de
"coalición de radicales y extremistas", situando a Podemos e IU como
partidos prácticamente fuera del orden constitucional. Esperanza Aguirre ha
arremetido también contra "los comunistas y los bolivarianos", algún
tertuliano hablaba del pacto Iglesias-Garzón como el pacto de nazis y
comunistas en 1939. Es como si ese fantasma que recorría Europa en la segunda
mitad del siglo XIX (parafraseando a Marx y su Manifiesto Comunista) estuviese
redivivo en la España del siglo XXI.
Pero
quizá las opiniones más graciosas han venido desde Ciudadanos. Albert Rivera
arremetía contra la confluencia diciendo que "el PCE era algo del pasado,
no formaba parte de la nueva política". Inés Arrimadas hablaba del
comunismo como "una ideología antigua y del pasado", mientras Toni
Cantó hablaba de Pablo Iglesias como lobo con piel de cordero que tiene
"un estalinista dentro".
A
todos ellos habría que explicarles muchas cosas. Puede que Rivera y Arrimadas
sean brillantes en sus materias. Pero parece que de historia y de ideas
políticas conocen muy poco. Ellos se hacen llamar liberales. Quizá haya que
explicar al señor Rivera y a la señora Arrimadas que el liberalismo es bastante
anterior al comunismo.
Las
ideas que defienden no tienen nada de nueva política. Nada es nueva política
porque pocas cosas quedan por inventar. Y al señor Cantó, pues bueno. Lo del
estalinismo quizá deberíamos hablar largo y tendido para ver en cuántos
partidos se repiten estrategias estalinistas.
Está
siendo, de momento, un circo curioso éste de las elecciones. Y hay una cosa que
me queda muy clara. A pesar de que estas estrategias y que el miedo a las ideas
alternativas (por decirlo de alguna forma) son anteriores a 1936, lo del miedo
al comunismo demuestra el buen trabajo que hizo el franquismo. Por la
desinformación, por sus consideraciones, por la confusión y por la estrategia.
Y
aquí se produce la gran coincidencia de muchos que, en principio, parecen muy
distintos. Es curioso ver las reacciones que ha tenido esa confluencia y lo
poco que hablan Sánchez, Hernando, Rajoy, Aguirre, Luenda, Rivera, Arrimadas,
Cantó, etc., ante opiniones como las de Rosell, presidente de la patronal, al
considerar el trabajo estable y el sueldo digno como cosas del siglo XIX.
Todos
apelan al pasado, curiosamente. Y todos para denigrar ideas que buscaron un
mundo mejor o medidas que fueron conquistas del movimiento obrero, compuesto
por esas ideas que buscaban un mundo mejor.
Sin
duda, la alianza de Podemos e IU supone una victoria histórica de la izquierda
española (en la que ambas partes salen ganando) que ha provocado una rabieta
monumental de los Hunos y los Otros; la embestida de los medios de
comunicación; la cagalera de la Banca y del Ibex, y el repicar de las campanas
que llaman a un reagrupamiento de los legionarios de Cristo y del Capital para
derrotar al maligno.
Ahora,
que ya ha empezado la campaña electoral, veremos una lucha sin cuartel por
aniquilar a la única izquierda real que existe en España. Una fuerza roja y
democrática (por mucho que les pese a los descendientes del caudillo) que tomó
un impulso sin precedentes en el movimiento 15-M de la Puerta del Sol, que
sigue viviendo hoy en millones de españoles que han despertado del letargo
feudal.
Por
lo menos, todo esto nos sirve para ver dónde están algunos. Habrá que tenerlo
en cuenta.
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