En
política cuando se marea la perdiz es porque se quieren dejar las cosas como
están. De ello puede dar buena cuenta el PSOE que es un experto en esas lides,
y lo acabamos de ver con el fracaso para la derogación de la Ley Mordaza. Se ha
tirado alrededor de tres años alargando unas negociaciones en las que desde el
primer momento se percibía su falta de voluntad política para derogar las
cuestiones más escabrosas de la norma que aprobó el PP durante el gobierno de Rajoy,
y a pocos meses para el final de la legislatura, sin haberla consensuado con
los grupos que sustentan este gobierno, deciden que se vote en la Comisión de
Interior del Congreso sabiendo que no iba a pasar el trámite, porque no tenía
los apoyos necesarios.
Hay
varios detalles que no se pueden dejar pasar por alto y que corroboran la nula
predisposición del PSOE para derogar la Ley Mordaza. El más importante es que
este proyecto de ley no ha sido impulsado por el Gobierno, por contrario, es
producto de una proposición de ley que presentó en 2020 uno de los partidos que
facilitaron la investidura, el PNV. El Ministerio del Interior en ningún
momento ha tenido voluntad política para elaborar un proyecto de ley para
derogarla, algo lógico conociendo a quién dirige Interior, Grande-Marlaska.
Solo hay que recordar que la Ley Mordaza fue aplicada con total arbitrariedad
durante el periodo de pandemia, a excepción de los barrios pudientes, como el
barrio de Salamanca de Madrid, que eran el oasis del incumplimiento.
La proposición de ley presentada por el PNV fue aprobada, faltaría más, puesto que al PSOE no le quedaba más remedio que votar sí, pero con el bagaje parlamentario que posee a sus espaldas, supo utilizar todo tipo de argucias parlamentarias para que la proposición de ley fuera dando tumbos por los pasillos del Congreso, en algunos momentos durmiera el sueño de los justos y en otras ocasiones estuviera sumida en un proceso de negociaciones interminables en las que no se desatascarían las cuestiones más importantes, y así lograr el objetivo de empantanar este tema. El PSOE, que cuando es necesario se alía con quién haga falta, no le hubiera hecho ascos a recibir algún apoyo de la bancada ultra para lograr sus pretensiones.
Conociendo
todo esto, y con un PSOE enrocado, plantear votarla en comisión era la antesala
del fracaso, puesto que era conocido que con ese texto en la mano habría
partidos que no apoyarían su tramitación y visto lo sucedido, no parece que
este final le haya disgustado mucho.
Una vez que ha sido rechazado el texto votado, era el turno de la maquinaria de propaganda para buscar culpables, en vez de centrarse en las causas de su rechazo. Para ello la prensa progre de Madrid no ha perdido la ocasión de encontrar chivos expiatorios, señalando a ERC y EH Bildu. Lo mismo que sucedió con la reforma laboral, que llegó cocinada al Congreso, no se podía tocar una coma porque eso podía importunar a la CEOE, aunque estos no tuvieran representación parlamentaria, y para ello no hicieron ascos al apoyo de Ciudadanos y a pactar con UPN, pero esto último les salió el tiro por la culata. Y aunque salió adelante por el error del diputado Casero (PP) en la votación, en esa ocasión arreciaron una cascada de críticas a los partidos aliados del gobierno que votaron en contra. Parece que es un sacrilegio no seguir los dictados del gobierno.
No
es nuevo este modus operandi del PSOE, por un lado, en actos públicos habla de
derogar la Ley Mordaza, pero, por ello utiliza todo tipo de argucias,
abriéndose a procesos negociadores interminables. Este gobierno ha tenido
tiempo más que suficiente para haber derogado la Ley Mordaza, pero esto parece
que pasa de largo. Los diferentes análisis, editoriales y comentarios en
tertulias, acerca de lo que ha sucedido con la Ley Mordaza y la polvareda que
ha levantado el voto en contra de EH Bildu y ERC en la Comisión del Congreso
han obviado buscar las causas para ceñirse al único argumento ventajista: si
alguien sufre los efectos de la Ley Mordaza, ello se debe única y
exclusivamente a EH Bildu y ERC que han votado en contra. Curioso argumento,
cuando el gobierno actual ha aplicado esta ley a destajo, y qué decir del PNV,
que le ha faltado tiempo para acusar a EH Bildu y ERC de este fracaso, pero
desde el Departamento de Interior del Gobierno Vasco se aplica la Ley Mordaza
como una apisonadora, ignorando el mandato del Parlamento Vasco en el que le
instaba que no sea aplicada.
La postura del PSOE va más allá de un hipotético miedo a los sindicatos policiales, como se ha llegado a decir, cosa que no niego. La cuestión es que hay que tener presente que nunca han cuestionado el modelo policial, ni los modos de actuación. Si por algo ha destacado este partido desde que llegó al gobierno por primera vez, en 1982, es por el perfil que han tenido sus ministros del Interior y sus modos, personajes como Barrionuevo, Corcuera, Belloch, Rubalcaba, Grande-Marlaska no los voy a descubrir ahora. Han aprobado todo tipo de leyes que han vulnerado los derechos y libertades: leyes antiterroristas, la de la patada en la puerta, etc….
En
lo sustancial, no hay diferencias entre el modelo de seguridad del PSOE y del
PP, varían los matices, porque no deja de ser uno de los pilares del régimen
del 78, por ello había preceptos de la Ley Mordaza con los que se sienten muy
cómodos. Y otro tanto le ocurre al PNV.
Los
motivos por los que los aliados del gobierno no han apoyado el texto en
comisión se centran en tres temas que son los pilares de la ley que se
pretendía derogar y que salían de rositas. La prohibición de las pelotas de
goma, que en ningún momento entraba en los planes del PSOE y el PNV, pues solo
hay que ver como los dos partidos que están coaligados en el Gobierno Vasco han
actuado en el caso de Iñigo Cabacas, muerto a consecuencia del disparo de una
pelota de goma por parte de la Ertzaintza.
El
caso de la negativa a derogar las entregas en caliente de inmigrantes, una
vulneración de los derechos humanos, hecho que ha sido denunciado por diversas
ONGs, y que a uno le hace pensar que es la coartada perfecta para que vuelvan
ocurrir casos como el de la valla de Melilla.
Finalmente,
el dejar vigente las faltas de respeto a la autoridad e infracciones por
desobediencia es otro de los motivos que han propiciado ese rechazo, que es de
gran importancia si se quiere blindar los derechos y libertades. Es algo que
vemos continuamente cuando se produce un desahucio, una concentración, etc…, en
el que se aplican de forma arbitraria estas infracciones, con el agravante que
supone el valor que se da a la versión policial en detrimento de la que aporte
el denunciado, algo que hemos visto en diferentes procesos judiciales.
Estos días muchos de los comentarios se fundamentaban en que al menos era una derogación parcial, aunque los apartados más importantes quedasen inmaculados. Esa teoría del mal menor, que nos lleva a renunciar a nuestros planteamientos para aceptar que las cosas queden igual, pero con un barniz más atrayente, en vez de poner el foco en aquellos que no han cumplido con su compromiso, que en este caso era la derogación de la Ley Mordaza, y no su reforma.
Si
hubiese voluntad política en el PSOE, cosa que dudo, esta ley se puede derogar
en menos de 15 días, tan sencillo como volver a presentar una proposición de
ley y que sea tramitada por vía de urgencia de la siguiente forma:
“Artículo único: Quedan derogados todos los artículos de Ley Orgánica 4/2015,
de 30 de marzo, de protección de la seguridad. Vuelven a entrar en vigor toda
legislación que quedó derogada con esta ley”. Dicho esto, no nos
dejemos engañar, y partir de aquí todo lo que quieran decir es volver a marear
la perdiz.