El
proyecto «Solución final» fue ideado por Adolf Hitler, para exterminar a los
judíos en Europa. Casi lo logra. El nazismo alemán exterminó, al menos, a
10.000.000 de personas entre judíos y otros grupos étnicos, sociales e
ideológicos. Franco, en su guerra y durante la Segunda Guerra Mundial,
favoreció el Holocausto. Ahora, Rajoy y su «austericidio», tiene en el punto de
mira a otros colectivos. Hitler, Franco y Rajoy: la continuidad de un proyecto.
Nazismo, franquismo y neoliberalismo popular.
La
Solución final o «Solución final de la cuestión judía» fue el plan nazi, para
llevar a cabo el genocidio sistemático de la población judía europea, mucho
antes de la Segunda Guerra Mundial.
Solución
final, Holocausto, o «Shoah» — en alemán, Endlösung—, significo deportación
sistemática y exterminio de toda persona clasificada, como «judía» y otros
colectivos «indeseables» para los nazis. Entre los métodos utilizados
estuvieron la asfixia por gas venenoso, disparos, ahorcamiento, trabajos
forzados, el hambre, la tortura médica, los golpes y los experimentos pseudo
científicos. Resultaron ser eficaces para sus objetivos. Entre 1941 y 1944
consiguieron exterminar a seis millones de personas de procedencia judía. Las
víctimas no judías, fueron millones de polacos, comunistas y otros sectores de
la izquierda política, homosexuales, gitanos, discapacitados físicos y mentales
y prisioneros de guerra soviéticos. También republicanos españoles. En total,
al menos, más de diez millones de seres humanos, fueron exterminados y hasta
sesenta millones en la guerra provocada por Alemania.
Todo
fue calculado y premeditado. No se escatimaron medios técnicos ni científicos.
La gran industria alemana fue cómplice y pese a la negación popular, todos tuvieron
algún tipo de responsabilidad, en la mayor matanza de toda la historia de la
humanidad.
En
España, Franco, comenzaba su «Solución final» contra judíos, masones,
comunistas y defensores de la libertad y la democracia. Franco no fue neutral,
fue pro nazi, admirador del III Reich, antisemita y estuvo contra el
«contubernio» judeo masónico y comunista hasta su muerte. Franco y sus
ministros, fueron cómplices del Holocausto, por omisión deliberada de salvar a
miles de personas en manos de los nazis. Se apoderaron de sus bienes y
haciendas, cometiendo crímenes por saqueo y exterminio ideológico.
Franco
pudo haber salvado de la muerte a más de cincuenta mil personas; si no lo hizo
es cómplice de su exterminio. Poco pudo haberle importado, después de ser
responsable del «millón de muertos» que causó la guerra provocada por él, tras
el golpe contra la legítima República. Los herederos de Franco, quien dejó todo
«atado y bien atado», gobiernan España. En el lenguaje y conceptos algo han
cambiado, pero la esencia sigue siendo la misma. En lo social, el Partido
Popular, está llevando a cabo su particular «Solución final».
La
Solución final made in PP, fija su atención en los ancianos sin medios, que se
sienten maltratados al no poder subsistir dignamente por sus bajas pensiones,
el tiempo que les quede de vida. Enfermos crónicos que mueren, sin que la
política del gobierno les preste ni siquiera el consuelo de la muerte digna.
Personas dependientes que no son atendidas y viven en condiciones deplorables.
Parados de larga duración, gentes sin trabajo, que no cobran ningún tipo de
ayuda económica ni social, o que trabajando, sufren pobreza energética.
Personas inmigrantes, trabajadoras, avocadas a la miseria o a la expulsión del territorio
español sin miramientos. Dijo Rajoy a Cayo Lara: «Me pinta usted un país que no
conozco». Nosotros lo conocemos bien, como a él y a su ideología. En España hay
13 millones de personas excluidas y 5 en exclusión severa, según el informe
Estado de la Pobreza en España, de la Red Europea de Exclusión y Pobreza. En
los próximos cuatro años, se esperan 1,3 millones más. Todo por una política
neoliberal. Un auténtico «austericidio», aplicado contra la clase trabajadora y
los más desprotegidos e indefensos. Con su política conocemos cuánto nos
desprecian.
El
capital ha ganado la lucha de clases, sin que la clase trabajadora ni los
sindicatos reaccionen debidamente. El ajuste de cuentas del capital,
representado en la actual ideología neoliberal, está presente en la política de
Mariano Rajoy Brey, su gobierno y su partido. Nos quieren muertos mejor que
viejos, parados, enfermos, dependientes o marginados. Nos quieren pobres mejor
que ricos, que para eso ya están ellos. Inducen al suicidio con los desahucios,
al expulsar de sus casas sin miramientos y con violencia policial, que es
violencia de Estado contra el pueblo necesitado.
Un
colectivo sin la atención debida, es el de los mayores de más de 60 años y con
bajos ingresos, pensiones de jubilación mínimas o exiguas ayudas asistenciales.
Es un colectivo que se encuentra en situación de desventaja o vulnerabilidad
social. La falta de atención y ayuda pública, les genera desigualdad,
precariedad; y con ello, ahora, además, tienen que ayudar económicamente a hijos
y nietos sin empleo. Más de la mitad de los ancianos sufre pobreza energética.
El primero en el punto de mira.
La
particular «Solución final» made in PP, se observa en sus múltiples políticas
antisociales, regresivas y represivas, que lleva a cabo desde hace tres años.
Como justificación y para el engaño general, el ministro de exteriores
Margallo, ratificado por el de economía, han representado el cinismo y la
demagogia en su máxima expresión: «Sin la ayuda española a Grecia, podrían
haber subido un 50% las ayudas a los parados y un 38% las pensiones» o que «los
26.000 millones prestados a Grecia equivalen al gasto en prestaciones de todo
un año», que dice Guindos. No nos cuentan lo que se podría haberse hecho, con
los más de 100.000 millones que ha costado el rescate público a los bancos
privados; tampoco lo que se hubiera hecho con lo robado y la mala gestión en la
Bankia de Blesa y Rato o por el continuo saqueo contra las arcas públicas. Los
ministros son demagogos de profesión y cínicos por condición; manipulan y
esparcen cizaña, ante lo que se les avecina: el fuego ha comenzado a prender
sus barbas.
Un
estudio elaborado por las instituciones españolas de defensores del pueblo
denuncia problemas en los servicios de urgencias hospitalarias y la atención a
los inmigrantes «irregulares» se ve dificultada con la emisión de facturas y
hacerles firmar compromisos de pago. Lo que pretende el gobierno que se mueran
o que se vayan. La Plataforma de Afectados por la Hepatitis C, responsabiliza
al gobierno de las muertes y lesiones de los enfermos que no han recibido los
nuevos fármacos. Se han querellado contra la ex ministra Mato y contra el nuevo
Alonso por tres presuntos homicidios y más de una veintena de lesiones de
enfermos. Son las víctimas de la omisión del deber de socorro, teniendo en
cuenta que el 80% de los enfermos tiene prescrito el tratamiento con los
fármacos adecuados pero no los ha recibido. «12 muertes diarias» se producen en
España por esta enfermedad, aseguran desde la Plataforma.
El
desmantelamiento del Sistema Público de Salud, comenzó desde el primer día del
gobierno de Rajoy, subvirtiendo el mandato constitucional. El artículo 43 de la
Constitución establece que «Se reconoce el derecho a la protección de la salud.
Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de
medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios». Papel
mojado, como en otros tantos derechos y libertades. Los servicios de urgencia
están colapsados y se están convirtiendo en antesalas de la muerte.
Las
personas dependientes también sufren en sus carnes la «Solución final» del
gobierno. Una de cada cinco murió en lista de espera sin recibir la ayuda que
le correspondía, según los datos del último dictamen del Observatorio de la
Dependencia. El sistema de la dependencia se encuentra «en situación demolición
controlada», dicen en su informe la Asociación de Directoras y Gerentes de
Servicios Sociales. Más de 100.000 dependientes han fallecido desde 2012
esperando una ayuda reconocida por el Estado y no que no ha llegado. La
realidad que dibujan es de una auténtica «Solución final». Que no engañen las
estadísticas, la reducción de la lista de espera, no se ha producido por un
incremento de las atenciones, sin por que los usuarios han muerto en este
tiempo. Fallecen más usuarios, que beneficiarios nuevos entran en el sistema.
El
ministerio del interior, del muy casto y caritativo Fernández del Opus, ha
ejecutado la deportación —sin contar las «expulsiones en caliente»— de 9.410
inmigrantes en 257 vuelos internacionales fletados hasta octubre de 2014. Es
culpable, como culpables son los 16 guardias civiles imputados y sus mandos,
por la muerte de los inmigrantes en Tarajal. Omitieron el deber de socorro a
personas en riesgo de morir y murieron; que no son 15, como dicen los datos
oficiales, sino 80, según testimonio de los supervivientes.
Los
grandes beneficiarios de la política de recortes en gastos sociales, son el
capital financiero, que domina el mundo, que influyendo en la política, en las
instituciones, en lo mediático y en lo académico, «continúa promocionando el
dogma que sustenta el aparato ideológico que lo sostiene», según el profesor
Vicenç Navarro. Sabíamos que el Estado de Bienestar estaba en peligro y ahora
padecemos su desaparición. El Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el
Consejo Europeo y el Fondo Monetario Internacional, insisten en que para salir
de la crisis, hay que continuar con las medidas de austeridad: reducir más el
gasto público, de forma especial el gasto social; así como continuar con las
«reformas estructurales»: facilitar el despido de los trabajadores y reducir
los salarios, para el mayor beneficio empresarial. Todo para ellos.
Las
políticas de austeridad han causado un enorme daño a la mayoría de la población
y Rajoy insiste en ello. El gobierno del Partido Popular, ha eliminado derechos
y restringido libertades, en aras de esa austeridad canalla. Gran parte de los
derechos perdidos, están ocasionando calamidades, sufrimiento humano y muertes
en tiempos de paz, siguiendo planes premeditados, con estilo propio de un
estado totalitario. Estamos sufriendo una auténtica «Solución final» made in
PP.
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